El escaso ejercicio físico y las horas insuficientes de sueño pueden contribuir al empeoramiento del rendimiento cognitivo.
La Dra. Mikaela Bloomberg e investigadores del University College London (UCL) estudiaron los hábitos de sueño y ejercicio, en casi 9.000 adultos mayores. El estudio se publicó en el Lancet Healthy Longevity (https://doi.org/10.1016/S2666-7568(23)00083-1) en julio de 2023. Se extrajeron los datos del English Longitudinal Study of Ageing un estudio de coorte representativo, a nivel nacional, para dilucidar como la actividad física y el sueño influían en el rendimiento cognitivo, con el envejecimiento. El periodo estudiado comprendió del 1 de enero de 2008 al 31 de julio de 2019. Se realizaron entrevistas programadas de seguimiento cada dos años durante unos 10 años.
En cada entrevista se valoró la memoria episódica con tareas de recuerdo diferido y fluidez verbal. También se valoró la frecuencia e intensidad del ejercicio físico y la duración del sueño corta (menos de 6 horas), óptima (entre 6 y 8 horas) y larga (mayor a 6 horas)
Los investigadores tuvieron en cuenta diversos factores de confusión. Concluyeron que en los sujetos comprendidos entre los cincuentas y sesentas de edad, el ejercicio físico realizado de manera regular no contrarresta el deterioro cognitivo causado por la falta de sueño. Para obtener los efectos beneficiosos del ejercicio es necesario dormir adecuadamente. La protección que ofrece el ejercicio físico contra el deterioro cognitivo de la edad disminuyó en aquellos adultos que no durmieron lo suficiente (menos de 6 horas).
Aquellos, que durmieron entre 6 y 8 horas/noche y mantuvieron un nivel elevado de ejercicio físico obtuvieron el mejor rendimiento cognitivo. Los resultados muestran la importancia de considerar la actividad física y sueño en combinación cuando se trata de maximizar la salud cognitiva.
En las personas que se encuentran en los setentas pueden obtener beneficios en su rendimiento cognitivo con el ejercicio aunque duerman menos de 6 horas.
